Se trata de un antiguo monasterio de los siglos XIV y XV, semiderruido y rodeado de un fabuloso paraje natural, que se encuentra situado en el Valle de La Murta (en las inmediaciones de la localidad de Alzira). Dicho cenobio perteneció a la Orden de los Jerónimos, siendo un importante centro de cultura, espiritualidad y peregrinación de la realeza, la aristocracia y de los más influyentes personajes de la época.
Se cuenta que en 568, bajo el reinado de Leovigildo, San Donato y sus eremitas huidos de África fundaron en el Valle de la Murta (entonces llamado Valle de Miralles) el monasterio Servetano, al cual la ocupación árabe del 715 lo arraso y los eremitas tuvieron que dispersarse, vo
lviendo al valle posteriormente en epoca cristiana. Pero lo cierto es que el monasterio Servetano, según las investigaciones arqueológicas, se hallaba en Ercávica (Cuenca) y los orígenes del monasterio de La Murta están documentados a partir del final del siglo XIV. Fue hacia 1370 cuando el caballero alzireño Arnau de Serra, señor de esas tierras, previa autorización del rey Pedro el Ceremonioso, las donó a un grupo de ermitaños establecidos en el valle, con la condición de fundar una comunidad religiosa que viviese bajo la regla de San Jerónimo. (Orden religiosa monástica de clausura y de orientación contemplativa, que surgió en el siglo XIV en España y estuvo muy vinculada a la monarquía, por lo que los reyes de España la favorecieron mucho).
El Papa Gregorio XI concedió la bula fundacional en 1376, pero bajo protección del Monasterio de Sa
n Jerónimo de Cotalba, iniciándose las obras de construcción según la norma benedictina. La autoría de la obra inicial se atribuye a Jaime Gallent, maestro de obras de la ciudad de Valencia (participó en obras como el Portal de Quart y el de la Trinidad y también en el Palacio del Real).El gran desarrollo cultural y arquitectónico del monasterio se debió a la visita de San Vicente Ferrer, tras la cual comenzaron a sucederse las donaciones procedentes de ilustres familias, valencianas, entre las que destacaron los Vich y los Villaragut; aportando también cuantiosas donaciones los Reyes Católicos, el Cardenal Cisneros, etc..
En 1835, a raíz de la Desamortización, el monasterio fue clausurado y en 1838 pasó a manos privadas, iniciándose un proceso de abandono y expoliación de sus bienes hasta su total ruin
a, siendo casi engullido por la naturaleza. Este estado fue lo que despertó la atención histórica y literaria, siendo el que más incursiones literarias ha suscitado entre todos los monasterios valencianos. En 1989 fue adquirido por el Ayuntamiento de Alzira y desde 1995, se encuentra en fase de recuperación y restauración, tanto el convento como su entorno, considerado Reserva Natural Protegida.
© FernandoC.
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